El epitafio de Goya, insertado en la actual tumba, dice asÍ:
HIC JACET
Franciscus a GOYA et Lucientes
Hispaniensis peritissimus pictor 
magnaque sui nominis
celebritate notus.
Decurso, probe, lumine vitae
Obiit XVl Kalendas Maii
ANNO DOMINÍ
M DCCC XXVIII
aetatis suae
LXXXV
R.I.P.
“Aquí yace
Francisco de Goya y Lucientes,
Pintor hispano de magnífica destreza,
Reconocido por la gran celebridad
De su nombre.
Una vez recorrida con honradez la luz de su vida
Murió el dieciséis de abril
Del año de nuestro Señor 1828
A la edad de 85 años.
Descanse en paz.”
El  epitafio de Goya fue estudiado por Antonio Ruiz de Elvira (Cuadernos de  Filología Clásica. Estudios Latinos 8, 1995, pp. 295-298), que comenta  lo siguiente (p. 296): “El epitafio, adéspoto, sin ser de gran belleza, y  en prosa (y con el error de decir que murió en el año 85 de su vida;  fue en el 83 inclusivo: había cumplido 82 años el 30 de marzo de 1828, y  murió pocos días después, el 16 de abril: XVI Kalendas Mali en el  epitafio, correctamente: curiosamente, en los meses de abril, junio,  septiembre y noviembre, y solo en ellos, se da la coincidencia de día 16  del mes con XVI Kal. del siguiente), es sin embargo correcto en todo lo  demás (…)”. Ruiz de Elvira vio claramente el eco de un verso de  Lucrecio utilizado en el epitafio, en concreto el único verso en el que  el poeta latino llama por su nombre a su admirado Epicuro:
Lucr. 3, 1042 ipse Epicurus obit decurso lumine vitae
Este  verso, traducido por Eduardo Valentí, suena como sigue en castellano:  "El propio Epicuro feneció, al consumirse la antorcha de su vida". Como  estudioso de la historiografía literaria grecolatina en España durante  estos tiempos me atrevo a preguntarme si hay alguna razón en especial de  haber elegido al poeta Lucrecio, no muy bien visto entre los círculos  conservadores, como verso clave para el epitafio. ¿Un eco liberal? Así  cabría pensando, si aceptamos, por ejemplo, la atribución que se hace al  abate Marchena de la traducción de Lucrecio al castellano. Quien  tuviera en mente el verso de Lucrecio podría comparar por tanto a  Epicuro con Goya en calidad de grandes figuras de la historia.
*El contenido está tomado del blog HISTORIAS NO ACADÉMICAS DE LA LITERATURA de Francisco García Jurado 


