El hipocorístico, o nombre cariñoso y familiar, de Concepción, Concha, tiene una historia curiosa. De hecho, surge de un error. Llamar "Conchas" a las "Concepciones" procede de una mala interpretación. En Italia empezó a llamarse a las muchachas nacidas el día dedicado a la Inmaculada Concepción con el nombre de Concepta, término latino que en italiano se pronuncia Conchetta, y que se pronunciaba a la italiana en lengua valenciana. Así empezó a llamarse a las Marías de la Concepción María Concepta < Conchetta. Al pasar la costumbre a Castilla, los hablantes castellanos supusieron que Conchetta era diminutivo de concha, error del que nació ese nombre. A crear tal confusión contribuyeron también los pintores y escultores que representaban a la Virgen naciendo de una concha, como una nueva Venus. Hay que decir, de paso, que la advocación mariana que celebramos en la actualidad se refiere a la concepción de María en el vientre de Santa Ana, su madre, concepción que de acuerdo con la enseñanza de la Iglesia se haría sin mancha, sin mácula: inmaculada, es decir, no dañada por la secuela del pecado original. Por lo tanto, nada tiene que ver esta "concepción" con la de Jesús en el vientre de la Virgen María.
* Tomado de Celdrán, Pancracio: Diccionario de Manías y Superticiones, Edit. Viceversa, Madrid, 2011 pág. 126
Inmaculada Concepción de Murillo