viernes, 7 de octubre de 2011

CATULO

Cayo Valerio Catulo (Caius Valerius Catullus, en latín) (Verona, actual Italia, h. 87 a. C. - Roma, h. 54 a.C.), poeta latino.
Nacido en Verona, en la Galia Transpadana, en una familia influyente (su padre era amigo de Julio César, al que Catulo sin embargo despreciaba, quizá a causa de la sequedad de su estilo literario).
Estudió en Roma pasando allí varias temporadas y al fin se estableció el 62 a.C., introduciéndose en los cenáculos literarios de sus amigos, los llamados despectivamente por Cicerón poetas neotéricos: Helvio Cinna, Licinio Calvo, Valerio Catón, Cornificio, Furio Bibáculo y los eruditos Marco Terencio Varrón o Cornelio Nepote. Los neotéricos se caracterizaban, en primer lugar, por una gran afición a la poesía griega alejandrina de Calímaco y, en segundo lugar, por el deseo de cultivar una lírica refinada y concisa, de un perfecto acabado formal.
Se enamoró de una dama muy bella y licenciosa, Clodia Pulchra, casada con el gobernador de la Galia Cisalpina Metelo y hermana de un tribuno de la plebe, Clodio, enemigo de Cicerón. Esta, sin embargo, que aparece en sus versos con un nombre de valor métrico equivalente, Lesbia (que declara la común afición de los amantes a la poetisa griega Safo de Lesbos), tras concederle sus encantos, le puso los cuernos a la menor ocasión y dejó a Catulo debatiéndose entre el odio y el amor, como expresa en su conocido dístico: Odi et amo. Quare id faciam? fortasse requiris / Nescio, sed fieri sentio et excrucior («Odio y amo. ¿Cómo es posible?, preguntarás acaso. No lo sé, pero así lo siento y es mi cruz»).
De la violenta pasión que despertó en Catulo tardó en recuperarse a duras penas: Una salus haec est, hoc est tibi pervincendum. / hoc facias sive id non pote, sive pote! («Una sola salvación hay para ti: esto debe superarse. ¡Hazlo puedas o no puedas!»). Pero la agonía se prolongó merced a los arrepentimientos de la amante, mera excusa para nuevas y fallidas reconciliaciones: Nulli se dicit mulier mea nubere malle quam mihi, / non si se Iuppiter ipse petat. / Dicit: sed mulier cupido quod dicit amanti, / in vento et rápida scribere oportet aqua. («Con nadie más que conmigo dice mi amada que se uniría, / ni aunque Júpiter mismo se lo pidiera. / Eso dice: pero lo que dice la mujer enamorada a un amante / conviene escribirlo en el viento y en el agua rápida»). Fue una inspiración excepcional para uno de los corpora de lírica amorosa más intensos de todos los tiempos.
Dejó 116 poemas de valor e inspiración diversa en distintos metros, predominando los dísticos elegiacos y los endecasílabos. Hay poemas de un acabado perfectamente alejandrino, casi siempre de tema mitológico, como Las bodas de Tetis y Peleo o la traducción de Calímaco La cabellera de Berenice, pero destacan especialmente sus ácidos epigramas, donde ataca sobre todo la ordinariez y el mal gusto, y sus epitalamios, fuera de sus ya tan ponderadas elegías amorosas, los poemas dedicados a sus amigos, a su hermano fallecido o a su barca.
Murió con 33 años de edad.
La originalidad de Catulo consiste en haber sido el primero en haber iniciado la elegía romana con sus rasgos específicos de subjetividad, autobiografismo e intimidad, menos presentes en sus correlatos griegos.

Curiosidad: Carl Orff, músico alemán, que puso música a algunos de los versos encontrados en la abadía de Bura Sancti Benedicti (Carmina Burana), también puso música a los Catulli Carmina, añadiendo un prólogo y un epílogo de su propia creación

*Resumen elaborado  a partir de la  información contenida en la enciclopedia en línea Wikipedia

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