Templo de Saturno en el foro romano
Cuando Virgilio, relata en su Eneida la llegada de Eneas a la tierra prometida del Lacio, que en latín llamamos Latium, pone este hermoso topónimo en relación con el verbo latino que significa “esconderse” o “estar latente”, latet. Una vez más, nos encontramos ante los parecidos fonéticos que invitan a pensar en una relación que transciende la mera semejanza: Latium y latet. Fue nada menos que Saturno quien estuvo oculto o latente en el Latium, pero aquel lugar no se llamó así hasta que el propio Saturno “prefirió” este nombre sobre cualquier otro, agradecido por la seguridad que la había brindado. Curiosamente, la forma verbal “prefirió” en latín se dice MALUIT, y este verbo conforma un perfecto anagrama con la palabra LATIUM. ¡Cuántos juegos de palabras en tan sólo dos versos de la Eneida! Pero cabe establecer, no obstante, dos tipos de juegos para relacionar las palabras, bien por su supuesta etimología (es el caso de Latium y de latet), bien por la recolocación de las letras, o los anagramas (el caso de LATIUM y de MALUIT). En el primer caso, estamos ante una forma primitiva de morfología, pues la base de la palabra puede modificarse con terminaciones distintas, mientras que en el segundo caso son todas las letras, sin exclusión, las que danzan alegremente para recombinarse.
*Tomado de un artículo de Francisco García Jurado
*Tomado de un artículo de Francisco García Jurado
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